Para trabajar el tema de las promesas de Dios.
Para trabajar con la historia de Isaac, el hijo de la promesa.
Os propongo hablar sobre la cantidad de promesas que existen en la Biblia y cómo se han cumplido. Cuando guardamos las promesas de Dios en nuestro corazón y las alimentamos cada día, confiando en que se van a cumplir y esperando en ellas, podemos ver cómo se hacen realidad en nuestras vidas.
Para ello os propongo que escribáis con bolígrafo algunas palabras en globos deshinchados. Si son globos en forma de corazón, mejor que mejor. Escribid palabras como amor, paz, paciencia, esperanza, fuerza... con el globo sin hinchar.
Luego, mientras los chicos los hinchan, soplido a soplido, explicad cómo podemos alimentar día a día las promesas confiando en Dios, estudiando su Palabra, orando, compartiendo con los demás... Hacedles reflexionar sobre cómo, igual que las palabras crecen en el globo (el amor es más grande, la paz es más grande, la esperanza es más grande...), veremos cómo las promesas de Dios se van cumpliendo en nuestra vida y estaremos más seguros de que se seguirán cumpliendo.
A veces, como en el caso de la promesa a Abrahán y Sara de un hijo, podemos desinflarnos, pero la promesa sigue ahí y cuando por fin se cumple (con el globo bien hinchado y brillante) podemos disfrutar plenamente de ella.
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